A ver si consigo explicarme, sin enredarme demasiado con las palabras.
Creo que hay una forma correcta y justa de tratar a todo el mundo, con independencia de todo, incluso de lo que hayan hecho. Sería el caso de dar las gracias cuando han hecho algo bueno, que nos beneficia o en nuestro favor. ¡Qué menos que esa correspondencia!
Pero otro nivel, muy diferente, trata de hacer bien a los demás sacrificada e incondicionalmente, sin esperar nada a cambio o incluso en la adversidad y en la contrariedad de quien recibe mal habiendo hecho el bien, o intentándolo. Este hacer el bien, a mi entender, es el fundamento radical y último del amor. El amor en su expresión máxima, en su entrega, en el reconocimiento de todo aquello que nos une entre los hombres, en el compromiso primero y clave por el mundo, en la responsabilidad que cada uno tiene respecto de su propia vida.
Cuando los buenos se plantean si seguir haciendo el bien, por aquello que tendrán después que soportar, es que han dejado de ser buenos. Entonces el mundo puede echarse las manos a la cabeza. Porque llegó el tiempo de la desolación.
Pero los buenos siempre tendrán que soportar estas tensiones. Al menos quienes quieran ser buenos. Porque hay que quererlo, una y otra vez, muchas, y comprometer en ello voluntad, corazón, deseos, ganas, apetencias… Aunque sea insufrible aquello que viene de vuelta en tantas y tantas ocasiones, pequeñas y grandes, cotidianas y definitivas no se puede desviar la mirada durante mucho tiempo.
El que consigue parar en sí el mal, por pequeño que sea, nos hace ya un gran favor al silenciarlo y romper su cadena. Toda la humanidad debería estar agradecida a su gesto, pero nunca lo reconocerá. Si además genera y brota de él, después de masticar y tragar en silencio, algún tipo de bien que haga buenos a otros, además revela la grandeza de su espíritu. Esto es amor. Aunque este amor duele. Y, cuando duele, sabemos que es amor. Hasta entonces puede parecerse más bien a un intercambio generoso y mutuo, a una relación simétrica agradable. Pero sin hacer bien a nadie realmente. El bueno convierte en bueno al otro, aunque esto le cueste la vida día a día.
Fuente: http://joseferjuan.wordpress.com/2014/01/15/tratar-bien-a-los-demas/